La gastronomía mexicana ha sido declarada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, y una de las indiscutibles joyas de la corona es, sin lugar a dudas, El Mole. Una de las más típicas y distintivas preparaciones culinarias, que además de su inigualable sabor, posee potentes propiedades nutritivas y medicinales aportadas por los ingredientes que contiene.
Entre éstos, destacan el chile ancho y el pasilla ricos en vitaminas A y C, que ayudan a disminuir los riesgos de sufrir gripes, resfriados, al tiempo de prevenir el envejecimiento prematuro, mejorar el proceso digestivo y evitar los problemas estomacales. Pruebas científicas han demostrado, también, que el chile es eficaz para bajar los niveles de colesterol y triglicéridos.
Por otra parte, el grado de picor en los chiles, que está determinado por una sustancia llamada capsicina o capsaicina, es un poderoso antioxidante al que se le atribuyen propiedades anticancerígenas y la prevención de la posible formación de coágulos en la sangre. Y, finalmente, sus propiedades ayudan al cerebro a liberar endorfinas (analgésicos naturales), las cuales provocan una intensa sensación de bienestar.
Por todos estos aportes de sus ingredientes, y por su inigualable sabor, el mole se ha convertido en uno de los típicos por antonomasia de la cocina nacional y de las fiestas más tradicionales, como es el tan mexicano Día de Muertos.